FESTIVAL INTERNACIONAL DE CARICATURA 'RENDÓN
Festival Internacional de Caricatura 'Ricardo Rendón'

 
 

RENDÓN
Auto-caricatura - 1921


RENDÓN
Auto-caricatura - 1928


Ricardo Rendón
(1894-1931)

El más destacado caricaturista Colombiano nacido en Rionegro - Antioquia (1894-1931), llamado "El Emperador" de la caricatura.
Uno de los más perspicaces y finos humoristas latinoamericanos del siglo XX, en su obra el humor fue sátira, se caracterizó especialmente por la caricatura política.
Sus caricaturas eran verdaderas radiografías de los hechos y de los individuos. Fue pionero de la publicidad gráfica en Colombia.


Retratista y caricaturista implacable
Por Elkin Obregón

Ricardo Rendón Bravo nació en Rionegro, Antioquia, en 1894. Hijo de una familia acomodada (su padre era calígrafo), desde niño mostró su afición al dibujo y la pintura. Unas cuantas obras infantiles, que aún se conservan, den fe de esa vocación temprana y de un talento singularmente precoz. A comienzos de la segunda década del siglo se trasladó a Medellín, y allí cursó por algún tiempo estudios académicos en el taller del pintor y escultor Francisco A. Cano (gran artista y maestro de muchos entre el los de Horacio Longas, quizá el único dibujante colombiano comparable a Rendón en el trazo caricaturesco) y en la Escuela de Bellas Artes. No fue, pues, un artista empírico y silvestre, como muchos suponen, sino por el contrario alguien provisto de un buen conocimiento de su oficio, perceptible sin duda en la elaboración y composición de sus trabajos periodísticos. Por esos años empezó a colaborar en algunas publicaciones artísticas y literarias de la capital antioqueña, de las cuales la más memorable es la revista Panida, cuyos escasos ejemplares son hoy tesoro de coleccionistas. De aquel grupo de jóvenes insurgentes (los Panidas) hizo parte Rendón, no sólo como dibujante único de la revista, sino también como ocasional autor de aceptables prosas y poemas actividad que nunca más cultivó , que firmaba con el seudónimo de Daniel Zegri. Entre los Panidas se contaban nombres tan destacados luego como Pepe Mexía (Félix Mejía Arango, dibujante de vanguardia y arquitecto), Tartarín Moreira (Libardo Parra Toro, quien muy pronto abandonaría la literatura "seria" pare entregarse a la bohemia bambuquera) León de Greiff (Leo Legris, entre los Panidas) y Fernando González. De Greiff, al lado de otro ilustre antioqueño y gran amigo de Rendón, Luis Tejada, haría parte después de otro grupo generacional de más vasta resonancia nacional, Los Nuevos cuyo, protagonismo en la vida literaria y política del país no puede discutirse, y del cual Rendón es en cierto modo la constancia gráfica. Aún en Medellín, Rendón consolida su actividad y talento en colaboraciones para El Espectador y otros órganos periodísticos, y ejerce también como ilustrador, pintor y diseñador publicitario para diferentes empresas e industrias de la ciudad. Es dueño ya de un nombre y prestigio sólidos cuando decide radicarse en Bogotá, en 1918. Continúa sus colaboraciones para El Espectador, ahora en la capital, pero su creciente fama lo lleva a recibir y aceptar ofertas de La República (cuyo director, Alfonso Villegas Restrepo, fue siempre gran amigo y casi mecenas del artista) y de El Tiempo, sin contar otros muchos trabajos para diversos medios capitalinos y de provincia. Son sus años de más febril producción, robada milagrosamente a una intensa bohemia. de la cual. por cierto emana parte de su leyenda. Por su pluma destilaron los gobiernos de Pedro Nel Ospina y Abadía Méndez, las pugnas de Vázquez Cobo y Guillermo Valencia, las actuaciones de ministros como Ignacio Rengifo y Arturo Hernández. Las palabras y gestos de funcionarios, miembros de la Iglesia, hombres públicos del régimen hegemónico conservador que culminó en el 30 y, en general, del abigarrado país político que le tocó en suerte. Crítico implacable de un gobierno cada vez más desprestigiado, llegó a adquirir una popularidad e influencia no vivida antes ni después por ningún caricaturista colombiano. Respetado, admirado y temido en los círculos políticos, amigo y contertulio de una generación que anhelaba el poder, puso su pica en Flandes con singular eficacia pare contribuir a ese propósito. Muy poco después del comienzo de la República Liberal (a cuya critica también aplicó su lápiz), en la mañana del 28 de octubre de 1931, se pegó un balazo en uno de sus sitios de tertulia favoritos, la cigarrería La Gran Vía. Tenia 37 años de edad, y nadie ha podido dar cabal explicación de su muerte. La importancia de Rendón como comentarista político de su época es innegable. Si fue casi un ídolo popular en su tiempo, tan dado a la efervescencia partidaria y al panfleto, el paso de los años ha consolidado su lugar en la historia del arte y del periodismo colombianos. Fue un detector constante y agudo de lacras y ambiciones, un desnudador implacable de la feroz zarzuela política de aquel momento de nuestra historia. Pero la lucidez de sus apuntes, el vigor de sus síntesis gráfica y conceptual, hacen que hoy, a la distancia de seis décadas, podamos mirar y estudiar su obra como una contribución fundamental (por todo cuanto el humor más riguroso aporta a la visión del mundo) a la comprensión de un largo período del acontecer político de Colombia. Tampoco su calidad artística ha sufrido menoscabo, y gracias a su dominio no superado de la caricatura como una forma (acaso la mejor) del retrato, conservamos una iconografía quizá definitiva de personajes tan nuestros y disímiles como Tomás Carrasquilla, Luis Tejada. "Ñito" Restrepo, Fidel Cano, Guillermo Valencia o Alfonso López Pumarejo. Lista que podría prolongarse con muchos nombres e imágenes memorables. Como hombre, fue secreto y silencioso, y pasó por incontables noches de cafetín en medio del aprecio y el desconocimiento de los hombres. Los testimonios póstumos de gentes que le fueron próximas, o creyeron serlo (Edmundo Rico, César Uribe Piedrahita, José Mar, Jaime Barrera Parra), demuestran con patética elocuencia cuán lejana y hermética fue su vida, y cuán inexplicable, (a pesar de muchas conjeturas y teorías), fue y seguirá siendo su muerte. En un articulo publicado en 1976, dice de él Alberto Lleras: "...Yo tuve una amistad estrecha con Rendón y tal vez de los miembros de mi generación pocos estuvieron tan cerca de ese espíritu enigmático y callado que, por razón de nuestro oficio, tenía que estar en contacto conmigo, cuando emergía de su misterio. Jamás pretendí, y estoy seguro de no haberlo intentado, aproximarme a su secreto, a su personalidad íntima, a su vida, como lo hubiera hecho y lo hice con todos mis compañeros. Le respeté su reserva infranqueable, y jamás le pregunté a él, o a alguien, a dónde iba este ser que se desvanecía en la oscuridad hacia un sitio desconocido, del cual emergía con su trabajo completo, sin rastros de haberlo rehecho o corregido, uno o dos días después. No supe con quién ni cómo vivió, y hoy, pasado tanto tiempo, me maravillo de no haberlo sabido. Sé quiénes fueron sus amigos, pero ninguno debió saber de Rendón más de lo que yo supe. Y el disparo que sonó en la mañana brumosa de La Gran Vía me produjo tanto dolor como sorpresa infinita". Todo suicidio crea un hálito de leyenda y contribuye al mito. En el caso de Rendón, su vida, su figura. su misterio y el contraste que todo ello hacía con su humor despiadado y clamoroso, acrecientan esa forma un poco enfermiza de inmortalidad. Pero la obra de Rendón vale por si sola, y es ella, y también la feroz independencia y honestidad vital que le dio aliento, la que hace parte de nuestra historia.
Revista Credencial Historia (Bogotá - Colombia), Tomo III, enero-diciembre, 1992. Nos. 25-36



The Outstanding Colombian caricaturist born in Rionegro-Antioquia, call "The Emperor" of the cartoon.
One of the most penetrating and fine Latin American humorists in the XX century, in their work the humor was satire, it was characterized especially by the political cartoon.
Their cartoons were true x-rays of the facts and of the individuals. It was pioneer of the graphic publicity in Colombia.


Photographer and implacable caricaturist
By Elkin Obregón

Ricardo Brave Rendón was born in Rionegro, Antioquia, in 1894. Son of a suitable family (their father was a calligrapher), from boy it showed his liking to the drawing and the painting. Some how many infantile works that are conserved still, give faith of that early vocation and of a talent singly precocious. At the beginning of the second decade of the century he/she moved to Medellin, and there it studied for some time academic studies in the painter's shop and sculptor Francisco Gray-headed A. (great artist and teacher of many among the those of Horacio Longas, maybe the only Colombian designer comparable to Rendón in the caricatural line) and in the School of fine arts. It was not, because, an empiric and wild artist, as many supposes, but on the contrary somebody provided of a good knowledge of her occupation, perceptible without a doubt in the elaboration and composition of her journalistic works. For those years it began to collaborate in some artistic and literary publications of the capital antioqueña, of which the most memorable is the magazine Panida whose scarce copies are today collectors' treasure. Of that group of insurgent youths (the Panidas) he/she made part Rendón, I don't only eat unique designer of the magazine, but also as occasional author of acceptable proses and poems activity that never more it cultivated that signed with Daniel's alias Zegri. Among the Panidas they were names so outstanding then as Pepe Mexía (Félix Mejía Arango, designer of vanguard and architect), Tartarín Moreira (Libardo Vine Bull who very soon would abandon the serious literature he/she gives birth to surrender to the bohemian bambuquera) León of Greiff (Leo Legris, among the Panidas) and Fernando González. Of Greiff, beside other illustrious antioqueño and great friend of Rendón, Tiled Luis, would make part after another group generacional of vast national resonance, The New ones whose, protagonism in the literary life and politics of the country cannot be discussed, and of which Rendón is in certain way the graphic perseverance. Still in Medellin, Rendón consolidates its activity and talent in collaborations for The Spectator and other journalistic organs, and it also exercises as illustrator, painter and advertising designer for different companies and industries of the city. He/she is already owner of a name and prestige solids when he/she decides to be resided in Bogotá, in 1918. It continues their collaborations for The Spectator, now in the capital, but their growing fame takes it to receive and to accept offers of The Republic (whose director, Alfonso Villegas Restrepo, was always great friend and almost the artist's mecenas) and of The Time, without counting other many works for diverse means of the capital and of county. They are their years of more feverish production, stolen to an intense bohemian miraculously. of the one which. by the way it emanates part of their legend. For their feather Pedro's governments distilled Nel Ospina and Abbey Méndez, the conflicts of Vázquez Cobo and Guillermo Valencia, the performances of ministers like Ignacio Rengifo and Arturo Hernández. The words and officials' expressions, members of the Church, public men of the régime conservative hegemónico that culminated in the 30 and, in general, of the motley political country that he/she played him in luck. Critical implacable of a more and more discredited government, he/she ended up not acquiring a popularity and influence lived before neither later for any Colombian caricaturist. Respected, admired and feared in the political circles, friend and contertulio of a generation that he/she yearned the power, it put their pike in Flandes with singular effectiveness it gives birth to contribute to that purpose. Very soon after of the beginning of the Liberal Republic (to whose criticizes it also applied their pencil), in the morning of October of 1931, 28 he/she stuck a shot in one of their favorite gathering places, the cigarrería The Great Road. He/she had 37 years of age, and nobody has been able to give exact explanation of their death. The importance of Rendón like political commentator of her time is undeniable. If it was almost a popular idol in their time, so given to the in favor effervescence and the pamphlet, the step of the years has consolidated its place in the history of the art and of the Colombian journalism. It was a constant and sharp detector of you seal and ambition, an implacable desnudador of the ferocious political operetta of that moment of our history. But the lucidity of their notes, the vigor of their graphic and conceptual syntheses, they make that today, at the distance of six decades, we can look and to study their work like a fundamental contribution (for all that the most rigorous humor contributes to the vision of the world) to the understanding of a long period of happening political of Colombia. Neither their artistic quality has suffered damage, and thanks to its not overcome domain of the cartoon like a form (maybe the best) of the portrait, we maybe conserve an iconography definitive of characters so our and dissimilar as Tomás Carrasquilla, Tiled Luis. " Ñito " Restrepo, Gray-headed Fidel, Guillermo Valencia or Alfonso López Pumarejo. It lists that could be prolonged with many names and memorable images. As man, it was secret and silent, and it spent for countless cafetín nights amid the appreciation and the ignorance of the men. The posthumous testimonies of people that were him next, or they believed to be it (Rich Edmundo, Caesar Uribe Piedrahita, José Sea, Jaime Barrier Vine), they demonstrate with pathetic eloquence how distant and hermetic it was their life, and how inexplicable, (in spite of many conjectures and theories), it was and it will continue being their death. In an I articulate published in 1976, he/she says of him Alberto Lleras: " ...Yo had a narrow friendship with Rendón and perhaps of the members of my generation few were so near that enigmatic and quiet spirit that, for reason of our occupation, he/she had to be in contact with me, when it emerged of its mystery. I never sought, and I am sure of not having attempted it, to approach to their secret, to their intimate personality, to their life, as he/she had made it and I made it with all my partners. I respected him their impassable reservation, and I never asked to him, or to somebody, to where he/she went this being that he/she disappeared in the darkness toward an unknown place, of which emerged with their complete work, without rakes of having re-done it or corrected, one or two days later. I didn't know with who neither how he/she lived, and today, past so much time, I marvel of not having known it. I know who their friends were, but none owed knowledge of Rendón more than what I knew. And the shot that sounded in the morning foggy of The Great Road it produced me as much pain as infinite surprise." All suicide believes a legend breath and it contributes to the myth. In the case of Rendón, their life, their figure. their mystery and the contrast that everything made it with their merciless and shouting humor, they increase that form a little feeble of immortality. But the work of Rendón is worth for if alone, and it is her, and also the ferocious independence and vital honesty that he/she gave him encouragement, the one that makes part of our history.
Credential Magazine History (Bogotá - Colombia), I Take III, January-December, 1992. Us. 25-36


 © Festival Internacional de Caricatura 'Ricardo Rendón' - All rights reserved

Hosted by

FANOFUNNY

FANOFUNNY


Cartoons | Ringtones  |  Wallpapapers  |  Funny Video  |  Screensavers  |  Polyphonic  |  Mp3 music